Hay una historia zen sobre un sacerdote, que fue la única persona del pueblo, que no huyo a la llegada de un feroz conquistador.
Cuando el conquistador se entero de que el sacerdote todavía estaba en el pueblo, se dirigió con paso firme hacia el templo, desafió al sacerdote diciéndole:
-" ¿A caso no sabes que podría atravesarte con un solo golpe de mi espada sin pestañear? y el sacerdote respondió con calma
- " Y yo señor podría ser atravesado por una espada de un solo golpe y no pestañear.
Al escuchar esta respuesta, el poderoso conquistador se inclino y se marcho sin tocar al sacerdote.
Hagamos nuestro este principio, cuando mantenemos nuestra fortaleza interior y la paz y la calma internas ante la airada reacción de alguien, tendemos a desactivar la energía explosiva, si damos el siguiente paso, que es mostrar respeto amoroso por nuestro amigo o ser querido, hacemos que le sea mas fácil devolvernos el favor.
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