Se puede tener miedo a todo, menos al
mismo miedo.
Si estamos dispuestos a mirar a la cara
lo que tememos, acabaremos por tener el control de lo que nos angustia.
Este es el motivo por el que los
Psicólogos Conductistas recomiendan exponerse progresivamente a aquello que se
teme, ya que con la evitación obtenemos el efecto contrario, el miedo se ve
reforzado y puede llevar aparejados otros miedos.
Puesto que es difícil disfrutar del
placer de vivir cuando convertimos nuestro día a día en un campo de minas, he
aquí algunas sugerencias para desactivar los miedos:
Primeramente analizar si tienen una
base racional, es decir, si están fundados, o bien se trata de temores que
nacen en la propia mente…
Ante un miedo fundado,
debemos preguntarnos si nuestra respuesta es proporcional a la situación y más
importante aún, si esta señal de alarma tiene alguna utilidad práctica.
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