Si
haces lo que tienes que hacer, ocurre lo que tiene que ocurrir.
Hemos
de realizar las acciones siguiendo exclusivamente la intuición.
La
intuición nos dice lo que es mejor para nosotros en este momento y si la acción
es correcta, el resultado también lo será. Y si la acción ha sido hecha con
intuición, seguro que es la correcta.
Existen
muchas formas de ser incorrecto en la acción, pero sólo una de ejercer la
acción justa. Siéntela y llévala a cabo en todas tus situaciones. Saber lo que
hay que hacer o decir, es sólo una función de la intuición, la otra, y no menos
importante, es conocer el momento de hacerlo.
Intuir,
actuar, conciencia en la acción, no hagas planes, tan sólo siente el momento
adecuado de la acción, acepta lo que venga y aprende el máximo de sus
consecuencias.
Ninguna
solución nos sirve dos veces, pues las circunstancias nunca son idénticas, por
ello las acciones deben ser espontáneas, fruto de la intuición.
La
experiencia sólo debe ser una sencilla guía, nunca el guión.
Cada
estímulo-situación tiene una respuesta-acción, esperando a que tú la sientas
con tu intuición. Nada puede esperar, todo tiene su momento, integra tanto tus
partes negativas como las positivas. Tanto las unas como las otras son
necesarias en diferentes momentos de tu vida. Sólo has de saber cuál es el
momento de dejar salir una u otra.
La precipitación y la
dejadez, son los dos enemigos de tu misión en la vida.
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