jueves, 28 de febrero de 2013

REFLEXIONES


                 Sin constancia ni regularidad difícilmente se puede llegar.
            La superación llega de la mano del trabajo diario. Un órgano que si no se utiliza se atrofia, por el contrario, si se usa con asiduidad, se desarrolla hasta su máximo potencial.
            En cualquier actividad, laboral o doméstica, debes centrarte para saber que acciones debes llevar a cabo y realizarlas con fluidez, así dominarás la actividad que estás realizando.
            Así, del mismo modo, cuando empiezas en un trabajo, cuando quieres aprender un oficio, tienes que hacer las cosas con cierta lentitud, así cada movimiento se integra mejor. Avanzando poco a poco es más fácil rectificar si crees que te equivocas, y una vez captado el movimiento perfecto, los movimientos se harán fluidos, rápidos y bien fuertes por sí solos.
            Al subir de nivel no debemos olvidar lo aprendido en niveles inferiores, pues éstos serán los cimientos sobre los cuales construiremos en las alturas.
            Llegar a algunas metas puede exigirte voluntad y convicción; quien desarrolla estas dos habilidades mentales puede ser visto a ojos de otras personas como “un superhombre”. Sin una adecuada preparación física en cualquier trabajo, el rendimiento es menor y de peor calidad, incluso en trabajos de oficinas, una deficiente preparación física y psíquica favorece una mala posición que derivará en las molestias correspondientes, rendirás menos y te sentirás peor.
            Cuando consigas que tu cuerpo te proporcione la comodidad necesaria en tu trabajo, conseguirás cualquier meta con voluntad y confianza en ti mismo.
            La verdadera capacidad es fluir y desenvolverse en cualquier ámbito de la vida.
            El enraizamiento te da la estabilidad necesaria de donde puede surgir la expansión. 

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