martes, 24 de septiembre de 2013

REFLEXIONES


         Cuando hablamos del deber, a menudo olvidamos que nuestra principal obligación es ser fieles a nosotros mismos, pues cuanto más dueños nos sintamos de nuestra propia vida, menos necesitaremos imponer, dirigir y controlar a los demás.
         Adueñarse de la propia vida significa pensar por uno mismo, sentir por uno mismo, decidir por uno mismo y asumir las consecuencias de todos nuestros actos.
         Significa ser responsable y por lo tanto… ser:
         1.- Libres de la opinión de los demás y dueños de nuestra propia dicha.
         2.- Conscientes de que no depende de nosotros la felicidad ajena, aunque sí, como reza el Budismo, que nuestros actos no sean un impedimento para la felicidad de los demás.
       3.- Capaces de ayudar a nuestro entorno a mejorar en lugar de censurarlo a través de las críticas y el desprecio.
          4.- Libres de no exigir a los demás lo que no nos exigimos a nosotros mismos.

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