Sin constancia ni regularidad
difícilmente se puede llegar.
La
superación llega de la mano del trabajo diario. Un órgano que si no se utiliza
se atrofia, por el contrario, si se usa con asiduidad, se desarrolla hasta su
máximo potencial.
En
cualquier actividad, laboral o doméstica, debes centrarte para saber que
acciones debes llevar a cabo y realizarlas con fluidez, así dominarás la
actividad que estás realizando.
Así,
del mismo modo, cuando empiezas en un trabajo, cuando quieres aprender un
oficio, tienes que hacer las cosas con cierta lentitud, así cada movimiento se
integra mejor. Avanzando poco a poco es más fácil rectificar si crees que te
equivocas, y una vez captado el movimiento perfecto, los movimientos se harán
fluidos, rápidos y bien fuertes por sí solos.
Al
subir de nivel no debemos olvidar lo aprendido en niveles inferiores, pues
éstos serán los cimientos sobre los cuales construiremos en las alturas.
Llegar
a algunas metas puede exigirte voluntad y convicción; quien desarrolla estas
dos habilidades mentales puede ser visto a ojos de otras personas como “un
superhombre”. Sin una adecuada preparación física en cualquier trabajo, el
rendimiento es menor y de peor calidad, incluso en trabajos de oficinas, una
deficiente preparación física y psíquica favorece una mala posición que
derivará en las molestias correspondientes, rendirás menos y te sentirás peor.
Cuando
consigas que tu cuerpo te proporcione la comodidad necesaria en tu trabajo,
conseguirás cualquier meta con voluntad y confianza en ti mismo.
La
verdadera capacidad es fluir y desenvolverse en cualquier ámbito de la vida.
El enraizamiento te da
la estabilidad necesaria de donde puede surgir la expansión.