El sufrimiento es el medio por el cual
existimos porque es el único, gracias al cual, tenemos conciencia de existir.
Cuando dejamos de lamentarnos por el
sufrimiento y seguimos nuestro rumbo, a pesar de las dificultades, practicamos
lo que, modernamente, se denomina “resiliencia”.
Lo que caracteriza al individuo resiliente es su afán de progresar y luchar por sus objetivos en un entorno hostil. En lugar de abonarse a la queja se empeña en construir un futuro a su medida.
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