La Fe auténtica y positiva no depende
de nada que yo espere que pase a juzgar desde mis experiencias pasadas.
Los acontecimientos de mi vida no inspiran
exactamente Fe, aunque siempre veo lo que elijo ver.
Tengo una Fe aceptable cuando la ofrezco.
Esto lo puedo hacer conociendo
exactamente hasta qué punto puedo confiar en los demás.
La auténtica Fe lleva consigo un estado
de alegría, un estado de bienestar, un estado de familia, suponiendo que no dirijo
mi vida para encontrar bendiciones individuales.
Yo
no soy especial, y este reconocimiento, visto honestamente, es el fundamento de
una nueva Fe!!
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