Conozco
dos caminos para descubrir las zonas que no veo de mí mismo: uno es saber qué
rasgos de los otros me irritan, y el otro, es el reconocimiento de aquellos
comentarios que me hacen poner a la defensiva.
Si
paso revista a mis últimos encuentros, puedo saber fácilmente lo que me enoja
de la gente, pero si tengo una actitud defensiva, puede ser difícil reconocerlo.
El
mejor modo que tengo de detectarlo es gracias a los siguientes síntomas:
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Contesto apresuradamente
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Me siento en la necesidad de hablar demasiado y me impaciento si me interrumpen
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Me pongo explicativa y trato de persuadir, pero me siento frustrada, incluso si
estoy teniendo éxito, como si el daño ya se hubiera hecho
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Pienso aceleradamente y me resisto a detenerme y a reflexionar, como si
perdiese algo por hacerlo
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Siento mi cara fija y seria después de escuchar el comentario, por lo general rehuyó mirar al otro. Soy incapaz de tomar el comentario de otro modo